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Hola

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viernes, 23 de noviembre de 2007

Clavos y Desclavos

De que sirve reconocer tus errores si los vuelves a cometer, de que sirve decir lo siento una y otra vez. Esa es una visión atrapada en hace dos siglos atrás, donde hay que esperar que las cosas sucedan para hacer algo, la típica lógica de hospital, hay que esperar que alguien se enferme para ir al medico, ¿y por qué no prevenir? ¿Por qué no evitar? ¿Por qué simplemente no lo vuelvo hacer y ya?

Sí, se que es difícil, somos humanos, pero solo con evitar que esos malos momentos pasen en lo máximo que se pueda, y más, con reconocerlo, y dejar de exigir cosas que uno no cumple, por que el “independientemente de” no siempre aplica, menos cuando sientes que en el corazón (salud) ya hay algo que esta enviando alertas, el susto que produce cuando sientes una presión en el corazón y se te duerme todo el brazo izquierdo, y tienes que escoger entre responder y quizás hacerle el juego al otro que (que parece) le gusta pelear (por carácter, imitación o por herencia) o callar, callar y tragar y que eso degenere (Dios nos Cuide a Todos) en una afectación de salud.

Es recomendable no hablarle golpeado a la gente y menos a los que te quieren.

Hay un hojita que leí una vez, donde hablaba de un joven que siempre maltrataba a los que a su alrededor estaban, y una vez le dijo, creo que el papá, que cada vez que peleara, gritara o maltratara a alguien clavara un clavo detrás de la puerta de su habitación, y que cuando controlara un arrebato de esos, un mal gesto, en fin controlara su rabia sacara por cada control un clavo. Fueron muchos los clavos que éste clavo en la puerta, hasta que poco a poco fue aprendiendo a controlarse, y a cada control sacaba un clavo.

A lo largo de unos meses, el joven ya se controlaba, y muchas veces ni siquiera sentía rabia o ira, y ya en la puerta no quedaba ni un clavo, orgulloso de su logro fue y se la mostró a su papá, el padre al ver el triunfo de su hijo lo felicitó, y le comentó lo orgulloso que estaba de él, pero también le dijo que se fijara en todos los orificios que estaban en la puerta, le dijo que comparara cada clavo clavado con un mal momento que le estaba haciendo pasar al otro, y que cada clavo desclavado con una disculpa, y que se fijara que a pesar de las disculpas y el perdón los orificios quedad, y la puerta ya no va ser igual.

Acepto mis errores y pido disculpa por ellos, pero mi mayor demostración de que en verdad la disculpa fue real, de corazón, es no volver a cometerlos.

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